Blog de Inmobiliaria Sevilla 2000

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martes, 30 de junio de 2015

¿Tu también odias los insectos?

 Las viviendas pueden estar ocupadas por un número importante de insectos, especialmente en épocas del año como el verano. Los más frecuentes son hormigas, mosquitos, moscas y cucarachas, y, para combatirlos, en el mercado existe una gran variedad de productos cuyo objetivo es eliminarlos. Pero… ¿pueden afectar estos productos a la salud de sus habitantes?
 repelentes insectos
Repelentes químicos
Los aerosoles y espumas químicos eran prácticamente los únicos tipos de repelentes de insectos de los que se disponía hasta hace pocos años. Están compuestos por elementos sintéticos y productos naturales derivados de las plantas.
La mayoría de ellos contienen DEET (N,N, dietil-m-toluamida), un pesticida muy eficaz para repeler a los insectos pero que conlleva ciertos riesgos para la salud.
Cuando el DEET entra en contacto con la piel, es absorbido directamente por el sistema sanguíneo. Asimismo, es fácil inhalarlo sin darse cuenta o que entre en contacto los ojos. Los principales síntomas derivados del contacto con DEET son: mareos, dolor de cabeza, irritaciones de la piel y los ojos. Otros síntomas asociados con el uso prolongado de altas cantidades de DEET (con concentración de más del 50%) son el insomnio y cambios en el estado de ánimo.
La complicación más grave y devastadora de la intoxicación con grandes cantidades de DEET es el daño neurológico. El DEET es tóxico para el sistema nervioso central. Los pacientes pueden presentar principalmente desorientación, tropiezos al caminar y convulsiones o coma.
Además de DEET, otros repelentes de insectos contienen piretrinas, un pesticida derivado de las flores del crisantemo. Este pesticida no se suele considerar tóxico, pero puede causar problemas respiratorios si se inhala en grandes cantidades.
A la hora de usar repelentes químicos es importante controlar la cantidad del mismo de manera que no sean nocivos para la salud.

Repelentes electrónicos
Los repelentes electrónicos, a diferencia de los químicos, no eliminan los insectos de la vivienda, sino que los alejan de la misma. No obstante, no suelen ser tan eficaces como los químicos. Se trata de dispositivos que se conectan directamente a la red eléctrica, funcionan mediante ultrasonidos e interfieren en el comportamiento de los insectos, ahuyentándolos.
No son tóxicos, pero pueden tener un efecto perjudicial para la salud. Hay que controlar bien la intensidad a la que estos dispositivos emiten frecuencias ultrasónicas, ya que altas intensidades pueden ser dañinas para el organismo.
Si tienes insectos en casa, lo mejor es consultar con un experto para que te asesore sobre los mejores repelentes en cada caso. También se puedes decantarte por repelentes naturales que ahuyenten los insectos del hogar y de la piel, a la vez que aportan un “toque aromático” a la vivienda: por ejemplo, el clavo de olor, que ahuyenta hormigas, pulgas y mosquitos.